Hoy tampoco podré descansar. Un nuevo grito ha roto la noche, exclusivamente para mí, ya que solo yo puedo oírlo. Exclaman vorazmente en dos dimensiones totalmente diferentes, pero siguen ahí. Sobre el papel y en el interior de mi mente. Mis personajes, bendecidos con una vida y malditos por una impaciencia insufrible. Por ello gritan, suplican conocer su próximo destino, su futura desgracia o su merecida recompensa. Al fin y al cabo, tienen anhelos. Y aunque ficción, tienen, como nosotros, algo que contar.